lunes, 5 de septiembre de 2011

Las princesas si duermen sobre guisantes.

Noté la presión en mi pecho en cuanto traspasé el umbral de la puerta de aquel antro de mala muerte.
Barcelona, Enero de 1989. Otras cuatro personas  me seguían en mi descenso consagrado a los infiernos más terrenales.
Fuera comenzaba a caer una fina lluvia y la gente que se arremolinaba a las puertas de aquel tugurio empezó a bajar para resguardarse del agua y del frío que desde hacía tres días no nos dejaba en ningún momento. Toda esa gente bajaba las escaleras de entrada pisando con fuerza, caminando con comodidad. Noté un par de empujones pero los ignoré.
Decidimos seguir a todos los ángeles caídos de ese infierno y adentrarnos en lo desconocido una vez más. Ninguno de nosotros tuvo nunca muy claro de quien fue la idea de ir hasta allí, y cual fue la razón por la que, una vez allí y sintiendo el miedo, ninguno se fue.
El olor era hechizante, potente y embriagador. Y las gamas de colores de las vestimentas de los allí presentes eran de lo más dispares. Me excusé con mis amigos y me dirigí al baño. Algo pasaba con aquel local que me inquietaba y no dejaba que respirase con claridad.
La puerta estaba cerrada y me apoyé sobre una pared con un estampado hortera de leopardo. La puerta no se daba abierto y comenzaba a desesperarme. Había recorrido ese pasillo como un millón de veces cuando la puerta se abrió y un muchacho salió de él. Era alto, muy alto, o eso me lo pareció a mi, y con unos ojos grises que parecía que podían tumbar edificios.
Todo bruma, desazón infinito.
Entonces sentí unas manos fuertes y duras asirme por los hombros y meterme en cuarto de baño. Y a partir de ahí no recuerdo nada.
Me desperté y no reconocía nada de lo que había a mi alrededor. Sentía una fuerte quemazón en la garganta, un intenso dolor de cabeza y la certeza de estar completamente enamorada.
O eso creía.
Con el paso de los años he podido recolectar información, como las piezas de un puzzle. Y ahora me siento aqui a contaros pieza a pieza lo que ocurrió aquel viernes de enero de 1989.


Ya se que parece un poco idiota que lo deje ahí, pero esto es un caramelo de mi primera historia larga que voy a enseñarle al mundo. Va a llamarse Las princesas si duermen sobre guisantes y es una historia un poco extraña, espero que os guste. Cuando tenga tiempo volveré a subir un cachito más.
Un besito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Suelta tu delirio...