lunes, 11 de abril de 2011

Fíate, es tu decisión.

Se han derrumbado las murallas de mi ciudad y estoy sola. Como arropada por una nube de brumas grises que el sol no atraviesa. A veces malas decisiones, erróneos caminos y señales equivocadas, otras veces es todo sol y sonrisas, y preciosos amaneceres siempre en buena compañía.
Eran miles de sentimientos todos encerrados a presión en un frasco demasiado pequeñito. Estaban seguros ahí encarcelados, los mantenía a salvo y estaban controlados. Se encontraban bajo mi recta tutela e impedía que me dominasen. Era el plan perfecto hasta que apareció la Pandora que abrió esta caja.
Mis fantasmas se han liberado ahora. Mis errores, mis miedos y mis puntos débiles al descubierto. Estoy desnuda y se abre el telón en este estúpido escenario de la vida.
El que se ponga en mi camino que tiemble, no sé quien me acompaña ahora. Si la ira o la tristeza, si las ganas de matar o las de amarte hasta que se terminen los días. No tengo planeado si me vas a gustar o si voy a ignorarte el resto de mis días.
No entiendo los cruces de palabras sueltas. Me fio de las frases que se agolpan en mi cerebro y se pelean por salir. Soy una persona irracional. No me comprendo a mi misma y no logro averiguar que estoy buscando. No hay nada que tenga sobre seguro ahora mismo.  No me comprendo cuando hablo y me contradigo cuando escribo.
No tengo ya las fuerzas ni las ganas de buscar la llave y volver a encerrarlo todo en ese cofre en el fondo de mi ser. Ignoro si lo agradezco o si estoy furiosa, si realmente lo pienso con convicción o si voy a olvidarlo antes de la cena.
Estoy perdida y no le encuentro sentido al mapa, ni pienso entenderlo.
No voy a ser la princesa de nadie, ni la barbie de los sueños de cualquier niña pequeña. Voy a jugármelo todo a esta partida final y si me arrepentiré no lo sé y no lo sabré hasta que ocurra.
Y de esta forma funcionan las cosas, sin sentido y nunca con regularidad. Se frena y arranca y, algún día, irá al desguace, así que súbete rápido al coche, que este viaje es el último y ya no hay más paradas.
Llegaré a dónde me lleven las palabras, voy con los ojos cerrados y demasiado alcohol en sangre.
Fíate de mí. No te fíes de nada.
Ni Hércules ni Zeus ni unos zapatos nuevos.

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